¿Qué tipo de muebles pondré? ¿Quedará bien en la entrada ese espectacular tapiz que vi en el anticuario de la esquina? ¿Combinará el aparador moderno con esos jarrones de plata antigua? Está claro que a todos se nos plantean mil dudas cuando pensamos en la decoración de un nuevo hogar. Pero seguramente es precisamente en la decoración, en lo primero que pensamos cuando nos independizamos o mudamos. A pesar de que en muchas ocasiones el tiempo nos apremie, hay que tener en cuenta que en cuestión de decoración las prisas no suelen ser buenas.
Las grandes superficies suelen hacer descuentos muy tentadores en sus secciones de mobiliario y decoración. Un gancho muy bueno para captar la atención del consumidor, que en muchas ocasiones se deja seducir y releva "el gusto" del podio que ocupaba, para convertir "el precio" en caballo ganador. Lógicamente, y aún más en los tiempos que corren, hay que darle importancia a todos aquellos asuntos que tengan que ver con el bolsillo pero no por ello nos tenemos que olvidar de lo que nos gusta y lo que no nos gusta. A veces, la ilusión de tener nuestra casa y el hecho de tenerla ya nos hace olvidarnos de lo importante que es decorarla para convertirla en un hogar acogedor, confortable y, en definitiva, un hogar con el que nos sintamos identificados. Por eso, como para tantas otras cosas, hay que tomarse tiempo en materia de decoración y seguir a pies juntillas aquellos que tantas veces habremos oído en boca de nuestras madres: “Despacito y buena letra”.
No tenemos porqué encontrar la pieza ideal el primer día. Hay que saber esperar y dejar un hueco para rellenarlo con aquello que nos guste antes que tener un mueble repleto de objetos que ni nos aportan nada y, lo que es más, ni siquiera nos gustan. Pero como eso es algo por lo que todos hemos pasado, supongo que a todos nos llega ese día en el que nos damos cuenta de que lo más importante no es correr sino acertar y más aún cuando se trata de algo tan importante como es el lugar donde vas a hacer tu vida.
